José Bertol quien atiende y vive en la Pulpería de Mira Mar partido de Bolívar, nos cuenta anécdotas que resistieron el paso del tiempo
E.R.: ¿Cuánto hace que trabaja en la pulpería?
J.B.: Hace 52 años que trabajo acá, empecé en el año 56, así que he visto pasar mucha gente por el negocio. Antes había mucha más gente que trabajaba en la zona y pasaban en algún momento del día por la pulpería. Estamos hablando de 15 o 20 personas a la mañana y a la tarde. Ya a las nueve se cerraba y se iba cada cual a su casa porque en aquella época por la zona había muchos tambos manuales, entonces la gente que venía eran mayormente tamberos que se tenían que acostar temprano porque se levantaban a las cuatro de la mañana al otro día a hacer el tambo.
E.R.: Usted conocerá muchísimas anécdotas del lugar...
J.B.: Si, solía haber discusiones pero peleas adentro no, muy pocas, casi ninguna le diría... Le voy a contar una porque me la contaron... dicen que una vez estaba un hombre tomando algo acodado a la barra y de repente entró otro y le tiró con un hacha que le rozó la cabeza y pegó en las rejas del mostrador, donde podemos ver la mueca del hachazo. El hombre alcanzó a esquivarla pero lo rozó y le sacó un pedazo de cuero cabelludo, con pelos y todo. Un señor que atendía acá, lo tenía guardado en una cajita y se lo enseñaba a todos para que vieran que era cierta la historia. Además, ese señor era médico y fue quien atendió al hombre, lo lavó y llevó al hospital de Bolívar.
Después de varios años, vino una familia una mañana, yo estaba atrás del mostrador, y una señorita miraba y se fijaba... yo le pregunto - ¿qué busca? - y me dice - por acá está marcado un hachazo que le pegaron a mi tío -. Esto terminó de confirmar la historia, si todavía quedaba alguien que dudara de ella.
E.R.: También nos contaba que hubo una discusión que terminó a los tiros por culpa d un partido de bochas...
J.B.: Si, había un grupo de personas jugando a las bochas y se produjo una discusión, entonces salió el policía que estaba acá a palpar de arma a uno de los que discutían y no le encuentra nada. El policía vuelve adentro creyendo que ya había pasado todo pero le avisan que esta persona se venía por la otra puerta con un arma. Se encuentran en la puerta y el hombre estaba con el revolver en la mano, le alcanzan a levantar el brazo y el tiro pega en arriba, en las estanterías que están atrás del mostrador (todavía se ve el agujero del balazo). La verdad que ese día le salvaron la vida al policía.
E.R.: ¿Qué significa para usted este lugar, vivir en la pulpería?
E.R.: ¿Cuánto hace que trabaja en la pulpería?
J.B.: Hace 52 años que trabajo acá, empecé en el año 56, así que he visto pasar mucha gente por el negocio. Antes había mucha más gente que trabajaba en la zona y pasaban en algún momento del día por la pulpería. Estamos hablando de 15 o 20 personas a la mañana y a la tarde. Ya a las nueve se cerraba y se iba cada cual a su casa porque en aquella época por la zona había muchos tambos manuales, entonces la gente que venía eran mayormente tamberos que se tenían que acostar temprano porque se levantaban a las cuatro de la mañana al otro día a hacer el tambo.
E.R.: Usted conocerá muchísimas anécdotas del lugar...
J.B.: Si, solía haber discusiones pero peleas adentro no, muy pocas, casi ninguna le diría... Le voy a contar una porque me la contaron... dicen que una vez estaba un hombre tomando algo acodado a la barra y de repente entró otro y le tiró con un hacha que le rozó la cabeza y pegó en las rejas del mostrador, donde podemos ver la mueca del hachazo. El hombre alcanzó a esquivarla pero lo rozó y le sacó un pedazo de cuero cabelludo, con pelos y todo. Un señor que atendía acá, lo tenía guardado en una cajita y se lo enseñaba a todos para que vieran que era cierta la historia. Además, ese señor era médico y fue quien atendió al hombre, lo lavó y llevó al hospital de Bolívar.
Después de varios años, vino una familia una mañana, yo estaba atrás del mostrador, y una señorita miraba y se fijaba... yo le pregunto - ¿qué busca? - y me dice - por acá está marcado un hachazo que le pegaron a mi tío -. Esto terminó de confirmar la historia, si todavía quedaba alguien que dudara de ella.
E.R.: También nos contaba que hubo una discusión que terminó a los tiros por culpa d un partido de bochas...
J.B.: Si, había un grupo de personas jugando a las bochas y se produjo una discusión, entonces salió el policía que estaba acá a palpar de arma a uno de los que discutían y no le encuentra nada. El policía vuelve adentro creyendo que ya había pasado todo pero le avisan que esta persona se venía por la otra puerta con un arma. Se encuentran en la puerta y el hombre estaba con el revolver en la mano, le alcanzan a levantar el brazo y el tiro pega en arriba, en las estanterías que están atrás del mostrador (todavía se ve el agujero del balazo). La verdad que ese día le salvaron la vida al policía.
E.R.: ¿Qué significa para usted este lugar, vivir en la pulpería?
J.B.: Para mi es todo, antes de vivir en el negocio, me venía a caballo todos los días a atender y a la noche me volvía para el campo. Después, compré una bicicleta y venia en bicicleta hasta que me quedé definitivamente a vivir en el negocio.
E.R.: Nos mostraban revistas, diarios, donde publican fotos de la pulpería y en una de ellas usted está en la tapa.
J.B.: Si, en esa foto estoy atrás del mostrador atendiendo y se publicó en la tapa de un libro sobre 25 pulperías de la provincia de Buenos Aires. Fotos en la pulpería tengo muchas y si miran al lado del televisor, colgado en las estanterías hay un almanaque donde está dibujado el interior de la pulpería y el que está detrás del mostrador atendiendo soy yo, así que hasta retratos me han hecho. También nos han filmado y pasado las imágenes por canales zonales e incluso por canal 7.